'' Id como una plaga contra el aburrimiento del mundo''

Gente que me hace feliz.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Ice burns

[''En vez de mirar pal cielo
me puse a medir el suelo que me tocaba de andar,
y nunca seguí al rebaño'']


Ella. Sí ella. Hablemos de ella.

Tan sumisa y a la vez tan dominante, un instinto relevante y a la vez rutinario. El día a día con las mismas canciones del disco duro, los mismos auriculares enredados, al igual que su cerebro, un cerebro masoca, perdido, hundido (...)
Las mismas Vans, su mismo pie izquierdo con el cuál despertaba todos los amaneceres, su pelo alborotado, sus extrañas manías y su odiosa risa.

Ella tan fría, podía escribir un relato de mil páginas, (¡o quizás trilogías!) hablando de ella.
Pero sus instantes eran imperecederos, follar sin parar, a lo loco, a lo bestia. Gritar, gritar como nunca, sentir su carácter, sentir sus hercúleas pisadas (...)


A su mayoría de edad le regalaron un libro, de páginas finas y amarillas, de letra perfectamente ornamentada, y numerada sistemáticamente.
¡No sabía que la vida estaba estructurada mediante pautas!
¿Y qué? 

La vida es vivir entre sábanas caóticas, es fumar al ocaso, es gritar por un buen polvo, o cinco o diez, sentir ese tirón de pelo al orgasmo venidero, es quemarte con la arena de la playa y escuchar el mar bravío.

La vida es reír brutalmente, ser melodramático con los mejores chistes, aunque suene irónico. Es sentir la velocidad en el sidecar de una Italika, cantar un gol no esperado, una canción marinera de un barco pirata.
Pero pocos de nosotros nos sometemos a ello, a vivir inagotablemente.

Todos los corderos o todas las personas corrientes iban al mismo sentido, huyendo del frío, dirigiéndose al puro calor desértico de la frontera de México, por ejemplo.

Ella se resistió, tan sumisa, tan dominante, tan rutinaria, quemando las amarillas y finas hojas del manual de instrucciones; con el mechero con el que todas las despedidas del sol prendía aquellos cigarrillos. En contra de aquellos ''corrientes'' dirigiéndose al hielo, al frío, al invierno. Ese invierno que también quemaba.

Amando sus manías, amando sus sábanas caóticas y amando al único hombre que le había devuelto la locura, sorprendente, y sin manual de instrucciones.

Conquistando su invierno.